Los pensamientos favorables aceleran los procesos de cura de las enfermedades, así por ejemplo, mantener el buen humor y los pensamientos positivos nos brindan un mejor estado anímico y nos ayuda a sanar. Muy por el contrario, las personas que son pesimistas sufren períodos más largos de convalecencia.

Además, pensar positivamente aumenta la expectativa de vida, es beneficioso para nuestra salud cardiovascular, fortalece el sistema inmunológico y te ayuda a ser feliz.

Los pensamientos positivos no nos hacen ser más resistentes ante las dificultades, nos hacen ser más confiados y centrados.

Así mismo, nos permite tener una mejor convivencia y esto contribuye a que mantengamos una vida equilibrada y en armonía.