Cada vez que enfermamos, debemos mirar a nuestro alrededor para ver a quién tenemos que perdonar.

Perdonar significa renunciar, dejar en libertad. No tiene nada que ver con ningún comportamiento externo; es simplemente no seguir aferrado a algo.

No es necesario que sepamos cómo perdonar; lo único que hace falta es que estemos dispuestos a hacerlo.

Así por ejemplo, el resentimiento largamente cultivado puede carcomer el cuerpo hasta convertirse en la enfermedad que llamamos cáncer.

El hábito permanente de la crítica conduce a la aparición de artritis. 

La culpa siempre busca el castigo, y el castigo provoca dolor. 

La tensión que el miedo produce puede provocar afecciones como las úlceras.

Podemos cambiar nuestra actitud hacia el pasado

El pasado ya no se puede cambiar, pero sí podemos cambiar nuestra manera de pensar en él. No te castigues en el presente porque alguien que te hizo sufrir en el pasado.

Aprobarse y aceptarse a sí mismo en el ahora es el primer paso hacia un cambio positivo en todos los ámbitos de la vida.