En el viaje de la vida, cada experiencia, ya sea un triunfo o un tropiezo, es una lección invaluable. Reflexionar sobre lo vivido nos permite desentrañar sabidurías ocultas y descubrir aspectos de nosotros mismos que quizás no conocíamos. Cuando tomamos un momento para mirar hacia atrás, podemos identificar patrones, reconocer nuestras fortalezas y entender nuestras debilidades. Este proceso de autoevaluación no solo nos ayuda a sanar, sino que también nos prepara para enfrentar nuevos desafíos con mayor resiliencia y claridad. Así que, te invito a detenerte, a reflexionar y a valorar cada momento vivido. Porque en cada experiencia hay un maestro esperando ser descubierto.