En nuestro viaje de autodescubrimiento y apertura al plano espiritual, quiero explorar contigo un tema que para mí es primordial y profundo: La Autoaceptación. Imagina la autoaceptación como un portal que te lleva directamente a conocerte y a descubrir tu espiritualidad. Es un acto de amor propio que te conecta con la esencia misma de tu ser. Aquí te invito a reflexionar sobre este espléndido proceso: Tu ser es una obra maestra compuesta por matices únicos, cada rasgo, tanto las luces como las sombras, forma parte de la obra de arte que eres. La autoaceptación, te permite abrazar todos estos matices y comprender que todos son necesarios para la imagen completa. La vida es una danza de dualidad, y tú eres parte de ella. La autoaceptación te ayuda a encontrar el equilibrio entre las polaridades. A medida que aceptas tus altibajos, encuentras un punto de paz en medio de la dualidad. Ser espiritual no significa negar tu humanidad. De hecho, es abrazando tu humanidad cuando puedes conectarte verdaderamente con tu espiritualidad. La autoaceptación te permite amar cada parte de ti, incluso las más terrenales, implica también el perdón interno. Te perdonas a ti misma por tus errores y elecciones pasadas, liberándote de la carga de la culpa y el remordimiento. Este acto de perdón espiritual te abre a la sanación profunda. Cuando te aceptas plenamente, vives en el presente, dejas de luchar contra lo que fue o lo que podría ser y te sumerges en el regalo del momento presente. Cada día, puedes elegir mirarte en el espejo del alma y decirte con amor: «Te acepto tal como eres en este momento». La autoaceptación no tiene un destino final; es un viaje continuo. A medida que te aceptas a ti misma en cada fase de tu vida, abres puertas espirituales que ni siquiera sabías que existían. Recuerda que estamos en este transito juntas, despertando y abriendo puertas a nuestra espiritualidad y sintiéndonos felices en cada paso del camino.